Suele ocurrir en las guerras, empiezan desde lo más alto, una persona o grupo de personas se enfadan con otra persona o grupo de personas y al final declaran oficialmente una guerra con sus territorios, incluyendo en ese proceso a todos los habitantes de esas regiones, que tendrán que enfrentarse entre ellos en primera linea de combate sin conocerse y sin entender muy bien el porqué de ello.
Puede ocurrir algo parecido en los diferentes ámbitos de la vida, ya sean de carácter social, laboral, sentimental…etc. Comúnmente se le conoce como «pagar justos por pecadores», y es un sentimiento de impotencia bestial para el individuo, que siente de manera directa la más cruel de las injusticias terrenales.
Uno de los acontecimientos que marcaron al siglo XX y que todavía a día de hoy en nuestro nuevo siglo sigue acechando es el accidente de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania, que en ese momento pertenecía a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y que hacia volver a recordar al mundo una amenazada aparentemente olvidada desde la segunda guerra mundial: la radioactividad. La radiación del desastre continúa afectando a miles de habitantes en Bielorrusia, Ucrania y Rusia, donde se encuentra el 70 por ciento de los 200.000 kilómetros cuadrados de tierra contaminada.
El poder y el miedo que desprende la radioactividad no reside especialmente en el momento cero donde empieza, sino en su estabilidad y propagación en el tiempo, cuando los mecanismos de prevención han fracasado solo queda pensar en la descontaminación y hacer los posible para minimizar los daños causados.
Los liquidadores de Chernóbil tenían esa misión entre otras, arrastrados hasta un accidente provocado por diversas negligencias de otros, por constantes trabas y mentiras desde el interior y exterior de su tierra, se veían en primera linea de combate. Así pues se repetía la historia de nuevo, los justos con trajes de protección y mascarás «arreglando» el problema de los pecadores con trajes y corbatas.
La historia y la gente los recuerda vagamente como héroes voluntarios que hicieron un servicio esencial, la realidad es que había no muchos «voluntarios» y muchos más mitos sobre ellos.
RESUMEN DE LO OCURRIDO
EL ACCIDENTE
El accidente, que ocurrió en la planta del reactor 4 en la madrugada del 26 de abril de 1986, se produjo cuando los operadores de ese turno tomaron medidas violando los procedimientos oficiales de la planta. Los operadores estaban trabajando a muy baja potencia, sin las precauciones de seguridad adecuadas y sin coordinar o comunicar adecuadamente el procedimiento que realizaban con el personal de seguridad.
Los cuatro reactores de Chernóbil eran reactores de agua a presión de diseño soviético RBMK (Reáktor Bolshói Móschnosti Kanálny) que significa «reactor de condensador de alta potencia». Diseñados para producir tanto plutonio como energía eléctrica, eran muy diferentes de los diseños comerciales estándar y empleaban una combinación única de moderador de grafito y refrigerante de agua. Los reactores eran altamente inestables a baja potencia, debido al diseño de la barra de control y al «coeficiente de vacío positivo», factores que aceleraron la reacción en la cadena nuclear y la producción de potencia si los reactores perdían agua de refrigeración.
Las partículas de combustible caliente reaccionaron con el agua y causaron una explosión de vapor, que levantó la cubierta de 1.000 toneladas de la parte superior del reactor, rompiendo el resto de los 1.660 tubos de presión, causando una segunda explosión y exponiendo el núcleo del reactor al medio ambiente. El fuego ardió durante 10 días, liberando una gran cantidad de radiación a la atmósfera.
La planta de Chernóbil no tenía la estructura de contención fortificada común a la mayoría de las plantas de energía nuclear en otras partes del mundo, de hecho, como comentaba antes, el diseño de estas instalaciones eran originales y exclusivas de la URSS, siendo la principal diferencia con las demás centrales nucleares del mundo su inestabilidad inherente, especialmente en el inicio y el apagado del sistema, debido a la forma en que el reactor usaba grafito donde los reactores estadounidenses usaban agua. Sin esta protección, el material radiactivo salió disparado al medio ambiente.
En esta escena de la mini serie Chernóbil (2019) de HBO hay una recreación y explicación de todo el suceso. ⬇
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CONSECUENCIAS DEL ACCIDENTE
- Científicos soviéticos informaron que el reactor número 4 contenía aproximadamente 190 toneladas de combustible de dióxido de uranio y productos de fisión. Se estima que del 13 al 30 por ciento de este escapó a la atmósfera. La contaminación del accidente se dispersó irregularmente, dependiendo de las condiciones climáticas. Los informes de científicos soviéticos y occidentales indican que Bielorrusia recibió alrededor del 60 por ciento de la contaminación. Una gran área en la Federación de Rusia al sur de Bryansk también estaba contaminada, al igual que partes del noroeste de Ucrania.
- Las autoridades soviéticas comenzaron a evacuar a las personas del área alrededor de Chernóbil dentro de las 36 horas posteriores al accidente. En 1986, 115.000 personas fueron evacuadas. Posteriormente, el gobierno reasentó a otras 220.000 personas.
- Miles de animales fueron sacrificados en el área alrededor de Chernóbil mientras se evacuaba a la población por posible peligro de contagio.
- Según el número oficial de muertos reconocido internacionalmente, «solo» 31 personas murieron como resultado inmediato de la explosión del reactor número 4 en Chernóbil, mientras que la ONU estima que solo 50 muertes pueden atribuirse directamente al desastre. En 2005, predijo que otros 4.000 podrían morir como resultado de la exposición a la radiación.
- Si bien las contramedidas iniciales de los soviéticos se consideraron inadecuadas, en los consiguientes años el gobierno implementó amplias medidas para proteger al público general. Estas medidas incluyen:
- Descontaminar asentamientos.
- Eliminar cantidades sustanciales de alimentos para consumo humano.
- Tratamiento de pastos y tierras (punto importante, dado que a Ucrania se le conoce como el granero de Europa desde los tiempos de Demóstenes en el siglo IV a.C).
- Proporcionar forraje limpio (es decir, no contaminado) a los animales de granja.
LOS LIQUIDADORES
La operación de limpieza después del accidente de Chernóbil fue posiblemente la más grande en la historia de la humanidad.
Dicho esto, en las semanas y meses que siguieron al desastre de Chernóbil, cientos de miles de bomberos, ingenieros, tropas militares, policías, mineros, limpiadores y personal médico fueron enviados al área inmediatamente alrededor de la central eléctrica destruida, en un esfuerzo por controlar el fuego y que el núcleo no se derritiera para evitar así que el material radiactivo se esparciese más por el medio ambiente.
A estas personas, que ingresaron a áreas designadas como «contaminadas» entre 1986 y 1989 para ayudar a reducir las consecuencias de la explosión, se les conocieron como «liquidadores», derivación del verbo ruso «likvidator» (ликвида́торы, que significa «eliminar» o «eliminar las consecuencias de un accidente») debido a la definición soviética oficial de «participante en la liquidación de las consecuencias del accidente de la central nuclear de Chernóbil», se les otorgó un estatus especial que significaba que recibirían beneficios como atención médica adicional y pagos extra.
Según los datos del Registro Nacional Médico y Dosimétrico de Rusia, el 76 por ciento de los liquidadores tenían entre 25 y 39 años en el momento de su llegada al área de Chernóbil. Solo alrededor del 1 por ciento de los liquidadores eran mujeres.
Poco después de la explosión quedó claro que por la magnitud del accidente no se podía «eliminar» todo pero si «reducirlo», sin embargo, el título de los «liquidadores» ya era de uso común en ese momento. Otros nombres utilizados para describir a los trabajadores involucrados en la limpieza incluyen: trabajadores de emergencia, trabajadores de recuperación de accidentes, personal de salvamento o participantes de descontaminación.
Muchos de los liquidadores durante el período soviético fueron obligados a trabajar durante un período de tiempo establecido mediante una orden directa. Sin embargo, miles de liquidadores, en su mayoría oficiales militares y profesionales cualificados, se ofrecieron como voluntarios para participar o extender su trabajo más allá del período obligatorio inicial.
FUNCIONES DE LOS LIQUIDADORES
Las tareas realizadas por los liquidadores fueron de una gran magnitud e incluyeron: limpieza de los escombros alrededor del reactor, la construcción de un «sarcófago» alrededor del propio reactor, la descontaminación de objetos y zonas, la construcción de carreteras y la destrucción y entierro de edificios, bosques y equipos contaminados. La información sobre el peligro al que estaban expuestos a menudo era desconocida o suprimida.
LA AMENAZA DE LOS TEJADOS: «LOS BIOROBOTS»
Los vehículos controlados por radio, específicamente los «rovers lunares» que formaban parte del programa espacial soviético, se usaron inicialmente para eliminar los desechos más radioactivos, que consistían en combustible altamente radiactivo del núcleo del reactor, arrojados al techo de las instalaciones del reactor número 3 y 4. Sin embargo, estas máquinas fallaron rápidamente, ya que la radiación destruía los componentes electrónicos dentro de ellas.
Especial mención en este punto al robot policial prestado por Alemania Occidental, conocido como «Joker», que creían que sería ideal para esas tareas de limpieza. Como he mencionado anteriormente todos fallaron inmediatamente, incluido este, supuestamente porque los rusos decidieron mentir a los alemanes dado que estaban desesperados y buscaban probar de todo, ya que los soviéticos les dijeron que el techo estaba contaminado con 2.000 roentgens (unidad para medir el efecto de las radiaciones ionizantes), cuando en realidad el techo irradiaba más de 12.000 roentgens.
Ante el fracaso de la máquina volvía a quedar solo el humano, por esa razón dentro de los liquidadores se crearon a los conocidos como «biorobots», pero no eran otra cosa que un comando suicida específicamente creado para la limpieza del techo de la central nuclear, para ello hacían incursiones muy breves (unos 45-90 segundos máximo) y cronometradas para, con sus manos o con palas, tomar los cascotes de grafito que habían volado y devolverlos al interior del reactor. La única protección que tenían era un escudo/chaleco de plomo (+/- 30 Kg), una máscara antigás y guantes.
En este video nos podemos hacer una idea de su trabajo. ⬇
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LA AMENAZA DE LAS PROFUNDIDADES 1ª PARTE: «EL ESCUADRÓN SUICIDA»
Diez días después de la fusión del núcleo, el sistema de enfriamiento de agua de la planta había fallado y se había formado una piscina directamente debajo del reactor altamente radiactiva. Sin enfriamiento, una sustancia similar a la lava podría derretirse fácilmente a través de las barreras restantes, dejando caer el núcleo del reactor en la piscina. Si esto hubiera sucedido, podría haber provocado explosiones de vapor, disparando radiaciones gigantes y anchas hacia el cielo, extendiéndose por partes de Europa, Asia y África.
Tres hombres tuvieron que zambullirse debajo de la planta porque su sótano estaba casi todo inundado. Fueron llamados el «escuadrón suicida», y solo un hombre que estaba disponible en ese momento conocía la ubicación para liberar el agua recolectada. Uno de los ingenieros de la planta llamado Alexei Ananenko. Junto con Valeri Bezpalov otro ingeniero y Boris Baranov que era un operario, estaban llevando a cabo la misión. Alexei Ananenko tuvo la oportunidad de rechazar la misión, pero no lo hizo. Liberaron la válvula a tiempo y al hacerlo impidieron lo que podría haber sido un evento mucho más devastador.
Finalmente cuando los tres hombres salieron a la superficie desde debajo del reactor, mostraban signos de envenenamiento por radiación, pero seguían vivos.
LA AMENAZA DE LAS PROFUNDIDADES 2ª PARTE: LOS MINEROS
Unos 400 mineros fueron designados para cavar un túnel debajo del reactor 4. Su tarea consistía en abrir un espacio para que un intercambiador de calor impidiera que el núcleo fundido se hundiera en las aguas subterráneas.
Los mineros estaban protegidos de la radiación por el propio túnel subterráneo, la mayoría de ellos no usaban las camisas reglamentarias de los liquidadores, solo pantalones, guantes, un sombrero y una mascarilla para la boca. Pero si que estaban expuestos cuando salían a fumar o beber agua.
Su trabajo terminó siendo en vano: en seis semanas, el núcleo fundido se enfrió solo y el nitrógeno nunca llegó a bombearse al intercambiador de calor.
Cuando se terminó el túnel y la misión, se llenó de hormigón.
LOS LIQUIDADORES Y LA RADIACIÓN
El tema de las dosis recibidas por los liquidadores de Chernóbil sigue siendo controvertida tanto en términos de valores de dosis (individuales y colectivos) como de confiabilidad de los datos disponibles. Esta deficiencia se hizo particularmente evidente durante la preparación de la contribución ucraniana al informe UNSCEAR. El análisis mostró que los registros de dosis oficiales disponibles (ODR) no son representativos ni imparciales y, por lo tanto, no se pueden usar para indicar el impacto de la exposición a Chernóbil.
Una vez dicho esto, solo el 2-3 por ciento de los liquidadores tenían un dosímetro durante todo el tiempo de trabajo. Pero el equipo que analizaba los datos de exposición solo media la radiación gamma, por lo que las dosis de radiación beta fueron un dato muy considerable de la dosis externa total para los primeros liquidadores que no se tuvo en cuenta, que fueron a parar en su mayoría a los bomberos, encargados de suprimir el fuego de la explosión inicial. Por lo tanto hay pocos datos y mal medidos sobre la irradiación interna de los propios liquidadores.
Según los datos del Registro Nacional Médico y Dosimétrico de Rusia, y a partir de los resultados de la biodosimetría, sabemos que la estimación de la dosis acumulada promedio para los liquidadores es de aproximadamente 0.2 Gy, el gray es una unidad que mide la cantidad de energía radiante absorbida en cierta cantidad de tejido. La dosis promedio oficial documentada del Registro Dosimétrico Médico Nacional de Rusia es de 0.13 Gy. Sin embargo, los liquidadores contienen algunos subgrupos sobreexpuestos con unas dosis acumuladas más altas, como hemos podido ver anteriormente con los «biorobots» y el «escuadrón suicida».
Por otra parte, la Agencia Internacional de Energía Atómica estima que 350.000 de los liquidadores involucrados en la limpieza inicial de la planta recibieron una dosis de radiación corporal total promedio de 100 milisieverts, equivalente aproximadamente a 1.000 radiografías de tórax y aproximadamente cinco veces la dosis máxima permitida para los trabajadores en instalaciones nucleares.
Lo único cierto, es que los soviéticos no tenían trajes que pudieran proporcionar una protección adecuada de la radiación, por lo que los liquidadores que se alistaron para ingresar a áreas altamente radiactivas tuvieron que improvisar lo que pudieran. Algunos trabajadores colocaron delantales hechos de láminas de plomo de solo 2 a 4 milímetros de grosor sobre su ropa de trabajo hecha de algodón, como hemos visto en las fotografías anteriores.
LOS LIQUIDADORES EN NÚMEROS
Las cifras del número de liquidadores involucrados varían mucho de varios cientos de miles a casi un millón de personas. Es probable que al menos 300.000 – 350.000 personas estuvieran directamente involucradas. Un informe de la Agencia de Energía Nuclear cita una cifra «hasta 800.000». La Conferencia Internacional «Una década después de Chernóbil» se refiere a «alrededor de 200.000 liquidadores que trabajaron en Chernóbil durante el período 1986 – 1987» y estima el número total de personas registradas como involucradas en actividades relacionadas con el alivio de las consecuencias del accidente entre 600.000 a 800.000 personas.
Sin embargo, las autoridades ucranianas mantuvieron un registro de sus propios ciudadanos afectados por el accidente de Chernóbil. En 2015 había 318.988 trabajadores de limpieza ucranianos en la base de datos, aunque según un informe reciente del Centro Nacional de Investigación de Medicina de Radiación en Ucrania, 651.453 trabajadores de limpieza fueron examinados por exposición a la radiación entre 2003 y 2007. Un registro similar en Bielorrusia registró 99.693 trabajadores de limpieza, mientras que otro registro incluyó 157.086 liquidadores rusos.
CLASIFICACIÓN DE LOS LIQUIDADORES
Los liquidadores se pueden dividir en tres grupos:
- Durante el momento cero, los «primeros liquidadores» estuvieron en el lugar durante la explosión o llegaron durante los primeros momentos del accidente (0 – 1 días, antes de la evacuación de Prípiat), incluidos los bomberos.
- La fase inicial, que abarca desde el final de la evacuación de Prípiat hasta el final de la construcción del «sarcófago» (noviembre de 1986). Dentro de este grupo hay otros subgrupos, incluidos los que participaron en trabajos de limpieza durante 1986. Algunos de estos trabajadores, aproximadamente el 7 por ciento de todos los liquidadores, recibieron dosis altas de radiación (0,20 – 0,25 Gy).
- La fase tardía, donde los liquidadores trabajaron entre el final de la construcción del «sarcófago» hasta la disolución de la URSS en 1991, cuando la administración central del trabajo de limpieza se dividió entre Rusia, Bielorrusia y Ucrania.
EL FINAL DE LOS LIQUIDADORES
En Ucrania, las tasas de mortalidad entre las personas que participaron en el accidente se dispararon, pasando de 3.5 a 17.5 muertes por cada 1.000 personas entre 1988 y 2012. La discapacidad entre los liquidadores también se disparó. En 1988, el 68 por ciento de ellos se consideraban sanos, mientras que 26 años después solo el 5,5 por ciento seguían sanos. Se informó de que la mayoría, el 63 por ciento, padecía enfermedades cardiovasculares y circulatorias, mientras que el 13 por ciento tenía problemas con sus sistema nervioso. En Bielorrusia, se registraron 40.049 liquidadores por tener cáncer en 2008 junto con otros 2.833 de Rusia.
También ha habido otras consecuencias importantes, por ejemplo las tasas de suicidio entre las personas involucradas en la limpieza de Chernóbil son más altas que en la población general. Los estudios también han encontrado que las personas que informaron vivir en las zonas afectadas por Chernóbil, en Ucrania, tenían tasas más altas de problemas con el alcohol y niveles más bajos de salud mental.
Gran parte de estos problemas se agravaron por la caída de la URSS en 1991. En lugar de una sola superpotencia con planificación centralizada, las víctimas del accidente ahora dependían de su atención en tres gobiernos separados cuyas economías estaban en ruinas: Bielorrusia, Rusia y Ucrania.
De todas formas, como comentaba anteriormente, a los miembros de los «liquidadores del primer grupo», los más afectados, se les prometió atención médica de por vida y una atractiva compensación financiera, incluso un automóvil, una extravagancia que para los ciudadanos soviéticos ordinarios generalmente tardaban en conseguir durante varios años, en el caso, eso si, de que pudieran reunir suficiente dinero para comprarlo.
Pero hoy en día, entre los problemas más difíciles a los que se enfrentan estas personas, está la indiferencia que muestran las autoridades y la población en general en Ucrania contra ellos, que se enfrentaron contra brillo azulado de la planta nuclear.
CONCLUSIÓN FINAL
En algunos puntos de este artículo se ha podido leer que ciertos grupos de liquidadores tenían una condición de suicidas, lo cierto es que todos aquellos que trabajaron en esas labores lo eran, de una u otra manera. Está bastante extendido que unos tenían una vocación de voluntariado mientras que otros no tenían opción ninguna a elegir. Pero si algo poseían en común era la nula información que tenían a los peligros expuestos.
He encontrado unas palabras de un supuesto liquidador llamado Alexander Fedotov que proyectan, en una forma de resignación y deber, la propia voluntad de los liquidadores:
«Alguien tenía que hacerlo …»
Alexander Fedotov (liquidador)
.
Lo curioso de todo ello es que la propia palabra «liquidador» que tanto heroísmo y reconocimiento tuvo en el momento de la catástrofe y durante la URSS, hoy sea poco más que una forma de exclusión y hasta desprestigio por parte de los propios conciudadanos de los países afectados.
El ser humano olvida relativamente rápido catástrofes y personas, se puede llegar a decir que es hasta natural que si no nos afecta algo directamente no tengamos ese poder para retenerlo en nuestros recuerdos, al menos de una forma que para cuando lo volvamos a recordar le mostremos el respeto que se merece.
Un poder intrínseco de la historia y del ser humano es que puede volver a repetir acciones pasadas, y frente al olvido de esta catástrofe en el siglo XX, se volvía a repetir un acontecimiento nuclear del mismo tipo en el nuevo siglo XXI, ahí queda Japón en 2011 después de un terremoto y posterior tsunami, que afectó a la central nuclear de Fukushima I, mostrando otra vez al mundo a hombres reparando daños en consecuencia de factores externos a ellos, y como no es de otra forma, olvidados de nuevo en sus propias tierras.
Por último, cabe recordar, que desde el accidente de Japón, el reloj se ha vuelto a reiniciar para volver a ver de nuevo un desastre donde el enemigo de la radioactividad vuelva a hacer acto de presencia y ante ello una nueva generación de liquidadores que le hagan frente.